Este tema es polémico, pero alguien tiene que decirlo: si no aseguras a tus hijos en el coche, los estás dejando a la suerte de la física y el destino. Y spoiler alert: el destino no siempre es amable.
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¿Por qué es importante?
¿Por qué deberíamos convencer a los padres de que sus hijos deben ir asegurados en el coche? Digo, es solo cuestión de lógica y supervivencia. Cuando son pequeños, su silla especializada. Cuando crecen, su cinturón de seguridad. Pero claro… “eso nunca nos va a pasar”. Hasta que pasa.
El peligro acecha en todas partes
No sé ustedes, pero yo he visto verdaderas escenas de terror en la calle: niños brincando atrás como si fueran en un castillo inflable, bebés en las piernas de mamá como si fueran accesorios de moda, y coches en los que la única seguridad es la esperanza y un rosario colgando del retrovisor. Y cada vez que lo veo, me da un microinfarto.
Antes de ser mamá, confieso que yo también era una imprudente. Subirme sin cinturón era parte del viaje, y nunca me pasó nada. Hasta que tuve hijas y me cayó el veinte: ¡Son mi responsabilidad! ¡Tengo que mantenerlas vivas! (Porque, aunque a veces quieran hacernos perder la cabeza, los queremos vivos… ¿Cierto?)

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Las críticas vienen incluidas
Desde que me volví la loca del cinturón, me ha tocado escuchar de todo:
- “Tú atraes las cosas.”
- “Si te va a pasar, te va a pasar.”
- “Encomiéndate a Dios.”
- “No les pasa nada, no seas exagerada.”
- “¡Ay, qué paranoica!”
Y muchas joyitas más.
Lo peor es que a veces hasta cedí. Quité las sillas, di aventones, incluso dejé que llevaran a mis hijas abrazadas porque “solo era un ratito”. Y cada vez que lo hice, una parte de mí se quería dar de topes contra la pared.
La realidad da más miedo que las películas
Los accidentes ocurren. Punto. Y no distinguen entre trayectos cortos o largos.
Cada día hay muertes y lesiones graves en niños que iban sin silla, sin cinturón o simplemente en el lugar equivocado del coche. La pregunta es: ¿Quieres que tu hijo sea una estadística?
Según el blog AS3
Cada año mueren más de 100 mil niños en accidentes de tránsito en el mundo

¡Abróchalo aunque grite como poseído!
Los bebés quieren brazos, calor, lechita. ¿Y qué pasa cuando los pones en su silla? Drama, llanto, berrinche de nivel Oscar. Y lo más fácil es decir: “Ay, pobrecito, lo abrazo mejor”. Pero, a menos que seas un Transformer blindado capaz de amortiguar impactos, no vas a poder protegerlo si pasa lo peor.
Así que sí, aunque llore, patalee, te grite en un idioma desconocido y te haga sentir la peor madre del mundo…
¡ABRÓCHALO! Y dale gracias a la física por permitirte evitar una tragedia.